LA TUVE, ERA MÍA
LA TUVE, ERA MÍA
La tuve entre mis manos,
en el holocausto de sus días,
cuando la tristeza de sus ojos,
amor a mí me pedía.
Y la vi brillar,
a pesar de su agonía,
con sonrisa fresca,
despertando cada día.
Y la cuidé...
como ella merecía,
apoyando sus triunfos,
valorando lo que hacía.
Y la tuve entre mis brazos,
bailando su melodia,
borrando su pasado,
que es lo que más le dolía.
Y así año tras año,
la tuve, era mía,
pero un ladrón se la llevó,
me robó lo que más quería.
Sus manos blancas... sus abrazos...
sus ojos color miel, su sonrisa,
el aroma de su piel
y su cara, cuando dormía.
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