Y DESPUÉS...
Y DESPUÉS...
Y después de tantos días,
solo el recuerdo de tu nombre rompe mi rutina,
las agujas del reloj siguen mudas
y no dejo de soñar.
Duerme... Y espera a que todo pase,
vive del antojo de los sueños,
del recuerdo,
de los enojos.
De las vivencias vencidas,
en la ira de tus días,
de los versos escritos,
en las noches frías.
Pero vive...
que lo nuestro puede esperar,
aunque la virulencia de tu ausencia me quiera destrozar.
Yo puedo amarte en la distancia,
entre el abismo del siniestro motivo,
que separa...
nuestro despertar.
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