Déjame ser tu pecado, la que llene de suspiros tu corazón, déjame que ponga mis labios, sobre los tuyos, en un rincón. Y no le digas a nadie, que fuiste mío, es un secreto entre los dos, a mí me dan escalofríos, cada vez que recuerdo tu pasión. Y si quieres..., nos vemos, allí donde tú y yo sabemos, donde solo se escucha, tu corazón. Dónde los gemidos se ocultan entre las piedras, vino, queso y besos de amor. Solamente pídele a mis labios, que se acerquen a los tuyos y con la boca abierta, beba de tu pasión. Que mis ojos se queden abiertos, mientras me haces el amor y mis manos devore en tu cuerpo, en nuestra casa, solos tú y yo. Pero no le digas a nadie, que fuiste mío y yo tuya, no le digas a nadie, que vivimos dentro, de una fantasía.
POZO DE LOS DESEOS En el pozo del deseo de tus labios, caen mis besos tropezando, ardientes entre dientes, lengua sedienta de tus manos. De tus besos acaramelados, ¡ay! muchacho... cuando sueños derramados sobre el asfalto. Perdidos en los pensamientos, del sueño de tus labios, van brotando algo hambrientos, besos de otros lados. Bocas de mentiras, que bailan sobre el tejado, donde los gorriones cantan, que lo nuestro es pecado. Pero yo digo que es mentira, que nuestro amor es sagrado, construido de la desidia, de quienes caminan a nuestro lado. En el pozo... cuántas veces has soñado, con cambiar algunas cosas, que pertenecen al pasado.
SIN QUERER CRECER Caminado por el monte, encontré un campo de violetas y me tumbé sin más. Mirando como el tiempo hacía pasar las nubes, miéntras el sol se escondía tras ellas. Y me acercó a la niñez, al olor de la ropa que había en el armario, a la suave brisa, que sin prisa acariciaba mi piel. A todos aquellos momentos, en que la vida tenía otro sentido, con prisa por crecer. Por descubrir un mundo de aventuras, por sentir el amor en la piel. Pero todo eso no son más que recuerdos, que difícil es tener ya algunos años y sentir que no todo es como ayer. Que las prisas se han instado en mi vida, siempre hay algo que hacer. Pero aquí estoy, tumbada en un campo de violetas, reviviendo mi niñez. Volviendo a ser la niña de entonces, pero ahora, sin querer crecer.
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