A LA SOMBRA DEL ÁLAMO
A LA SOMBRA DEL ÁLAMO
Se borraron tus huellas,
al filo del camino
y entre las hojas secas,
me senté.
Sentí un escalofrío,
recorriendo mi cuerpo
y fue el viento,
que fino, atravesó mi piel.
Pasaron los minutos,
sentada en aquel edén
y con lágrimas en los ojos,
recordé los besos del ayer.
Ya no canta el ruiseñor,
ni de día ni de noche,
ya no se siente el olor,
del jazmín junto a mi porche.
Sé fue la primavera
y también el verano,
se fueron aquellos pájaros,
que temerosos comían de mi mano.
Sé fueron tus besos,
hacia otros paramos
y la desidia me acompaña,
sentada a la sombra del álamo.
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