QUÉDATE UN POCO MÁS
QUÉDATE UN POCO MÁS.
Aún recuerdo aquella noche,
jugando a esconderse.
Coincidimos en el mismo rincón,
de aquella casa vieja.
Era un verano austero,
donde cazabamos gusarapos y murciélagos.
Éramos muy niños,
pero aún lo recuerdo.
No he vuelto a verte desde entonces
y muchas veces pensé,
que habrá sido de él.
Tú te acurrucaste conmigo
y me abrazaste,
los dos sentados en el suelo.
Sentí el calor de tu cuerpo
y el susurro de tu voz.
Mi mente recogió ese momento,
archivándolo en mi memoria.
Y es por eso que me acuerdo.
Recuerdo perfectamente esa sensación,
el tiempo se detuvo durante una eternidad,
tus manos cogían las mías
y las miradas se cruzaron sin más.
A lo lejos de escuchaban nuestros nombres,
pues ya habían dejado de jugar.
Sentí estremecer tu cuerpo
y a pesar de ello no me sentí mal.
Eras tan alto que me agarrabas como a un osito,
sentía tu respiración agitada
y tu voz temblorosa,
diciendo... No te vayas, quédate un poco más.
Comentarios
Publicar un comentario