NO ESTABA MUERTA

NO ESTABA MUERTA

Y por un momento,
llegue a sentir tanta paz,
que creí que había muerto.
Ya no se oía aquel perro ladrar a lo lejos,
ni tampoco el lamento del viento.
Era tal el silencio que había,
que se podía escuchar mis lágrimas rodar.
No estaba muerta,
pero podía estarlo.
Cerraba los ojos
y miles de imágenes se cernian en mi mente.
No estaba muerta,
ni quería estarlo.
Sentía como si mi cuerpo fuese arrastrado por el mar.
Hacia adentro.
Con ese baile que las olas danzan suavemente,
meciéndote.
No estaba muerta,
pues todavía notaba mi cuerpo unido a mi mente.
Y aunque mis lágrimas seguían saliendo,
sentía que mi alma se agarraba a mi cuerpo.
Porque sabía,
que no estaba muerta.

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