El caudal de las letras

ENTRE LOS NAUFRAGIOS DE ESTE AMOR El atardecer me llama con el timbre de tu voz y no sé si son los recuerdos, pero me embarga la nostalgia. Tú que fuiste mi universo, la estrella fugaz que atravesó mi alma y ahora quedó fragmentada en mil pedazos. Te vi partir entre la gente, sin mirar atrás, como aquel que huye de su peor enemigo. Que fue lo que hice, que tanto dolor te causó, para no querer enredarte en mis raíces.  A caso llené de dudas tu existencia,  yo que siempre te entregué mi amor,  jugando con la inocencia,  volando de flor en flor.  Fuiste mi elegido y no sabes lo que me costó,  dejar mi mundo sumergido,  entre los naufragios de este amor. 

Ya tenemos logo. 

AMOR ETERNO Cuando los ojos se besan primero,  solamente con la mirada,  lánzate al juego del abismo,  no esperes que él lo haga.  Porque los ojos ya saben,  con pasión descontrolada,  que quieren besar tu boca,  de sonrisa nacarada.  Y no temas caer en las brasas,  si los ojos besaron primero,  porque las miradas entienden,  del deseo de un te quiero.  Un te quiero de palabras,  puede no ser sincero,  pero cuando los ojos hablan,  es amor verdadero.  No cierres los ojos al besar,  míralos muy adentro,  y si se enciende la llama,  sabrás que hay sentimientos.  Y si algún día te preguntan,  que fue de lo nuestro,  no respondas con palabras, que sean tus ojos los que hablen,  de este amor eterno. 

LA FRAGILIDAD DEL DESEO Con la fragilidad que crecen las flores,  acaricias por el suave soplo del viento,  así son tus manos,  con las que recorres todo mi cuerpo. Dedos de seda,  de un ardiente deseo,  que caminan desnudos,  entre el terciopelo.  Con que fragilidad me amas,  mi complaciente Romeo,  entre las sabanas blancas,  que huelen a romero.  Son tus besos néctar de flores, de comienzos de enero, cuando el frío se agita,  bajo el mismo cielo.  Y nadie grita,  ni siquiera el jilguero,  solo se escucha tu voz,  cuando dices te quiero.  Y la piel se me eriza, al sentir tu cuero,  y el silencio me grita,  que es amor verdadero. 

SIEMPRE TUYA Dejaré que tu carne arrebate todos mis miedos y sin rendir cuentas a los pecados,  vaciaré mis bolsillos.  Me sentaré frente a tu osadía,  mirándola a los ojos,  sintiendo el gozo de tu piel en la mía.  Y me dejaré llevar,  a ese infierno que has preparado para mí.  Seré tu compañera,  tu fantasía más oculta y haré realidad tus sueños más oscuros.  Sin miedo...  dejando mi vida en tus manos,  seré tuya para siempre.  Seré el agua que calmará tu sed,  la lluvia que mojará tu alma,  y tu universo cada anochecer.  La luz de todos tus día, sin esas sombras oscuras, que tanto te cuesta vencer. Seré la antagonia de tu peor versión, que florecerá en tu jardín, perfumando todos tus días. Seré el desierto de tus lágrimas, empapando la tristeza, seré simplemente... siempre tuya. 

A LA SOMBRA DEL ÁLAMO  Se borraron tus huellas,  al filo del camino y entre las hojas secas, me senté. Sentí un escalofrío, recorriendo mi cuerpo y fue el viento, que fino, atravesó mi piel. Pasaron los minutos,  sentada en aquel edén y con lágrimas en los ojos, recordé los besos del ayer. Ya no canta el ruiseñor, ni de día ni de noche, ya no se siente el olor, del jazmín junto a mi porche.  Sé fue la primavera  y también el verano, se fueron aquellos pájaros,  que temerosos comían de mi mano. Sé fueron tus besos, hacia otros paramos y la desidia me acompaña, sentada a la sombra del álamo.