NADIE SUPO AMARTE.

NADIE SUPO AMARTE. 

Cuando dejaste tu ropa caer, 
hallé el refugio de mi carne, 
cuando me perdí en tu piel, 
sentí que no quería encontrarme. 
El aroma que desprendía tu ser, 
era el celo de mi hambre
y en ese momento vi, 
que ya nada podía pararme. 
Mis manos acariciaron tu tez,
tus labios temblaron cobardes, 
mis ojos miraron los tuyos
y sentí que debía amarte.
La mágia se dejó vencer, en aquel oscuro paraje, 
donde desnudaste tu piel,
oculto de las miradas de nadie. 
Las flores enmudecieron tal vez, 
los sonidos, un coro de ángeles, 
las caricias las puso el viento
y las estrellas eran diamantes. 
Cuando acaricié tu piel,
supe que no eras de nadie,
por el temblor que sentí,
cuando quisiste hablarme. 
Y ahora comprendo mujer, 
por cómo tu piel arde, 
que nadie te dio amor, 
que como yo, nadie supo amarte.

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