Relato

Me vendó los ojos con la liga negra de blonda y comenzó a desnudarse. Mi ojos parecían salirse entre la suave tela, deseosos de devorar cada rincón que aparecía ante mí. Se quitó las pequeñas braguitas que cubrían su sexo y me las lanzó sobre la cara. Un aroma sensual me atrapó como a un insecto en una tela de araña.

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