El caudal de las letras

HASTA QUE ESTALLE EL UNIVERSO.  Sobre tu falda cerré los ojos,  para volar hacia el destino de tu cuerpo.  Sentada sobre tus rodillas,  escribí las letras de este verso.  El aire hacia volar los pensamientos y me sentí llena de recuerdos.  Recuerdos de noches sin luna,  senderos de ojos abiertos.  Y volé extasiada con el perfume,  que emanaba de tus adentros,  sedienta de sus matices,  borracha y con el corazón hambriento.  Sentí tus manos sobre mi pecho, que recorrieron todo mi cuerpo y un húmedo beso, deslizando por mi cuello. Y me dejé llevar por el río de sentimientos, que caudaloso corría, por las venas de mi cuerpo. Exigiendo que no pararas, que detuvieras el tiempo,  hasta alcanzar el climax,  que ya venía creciendo.  Sentada sobre tus rodillas,  mirando tus ojos por dentro,  sintiendo un placer infinito,  que hacia estallar el universo.

INGRATO SILENCIO.  Ingrato silencio que rompe todo, clavado como dagas en el corazón, excusas vanagloriadas, historias de un amor. Momentos robados al tiempo, besos de incipiente dolor, susurros con boca cerrada, carentes de perdón. Y así es este amor, que viaja en el tiempo, sin destino y sin razón.  Sin ningún fundamento, guardado en un cajón. La libertad se la llevó el viento y entre quejidos se guardó,  del silencio perpetuo,  que tu boca nunca rompió.  Y vuelan mariposa, posandose de flor en flor, extrayendo el dulce néctar, que mi boca nunca probó.