El caudal de las letras

DÍAS GRISES.  Se vuelve gris el paso de los días,  se llena de nostalgia y melancolía,  porque la ausencia de tu nombre,  abre heridas.  Y se fueron los amaneceres,  donde yo dormía, sabiendo que con tus besos, me despertarías. Rojas nubes matutinas, que ponen en marcha el nuevo día, ahora las puedo ver, ahora que no estás, mi vida.  Porque me robaste el sueño, que a tu lado yo vivía, las canciones y recuerdos,  que para mí, eran poesía. 

VERSOS Y BESOS.  Entre versos y besos, en un lugar escondido, donde las miradas se acercan, junto al fuego encendido. No hay música que alborote, solo se oyen suspiros, el crepitar de la leña,  con esos bellos sonidos. Y el deseo flota en el aire, con el perfume tendido, sobre las sabanas blancas, que ahora es nuestro nido. Entregados a la lujuria, en un día sombrío,  donde sobran las palabras,  de este amor, que es tuyo y mío. 

A ORILLAS DE TU BOCA.  A orillas de tu boca, mis ojos esperan para besarte y entre las dunas maduras de mi carne,  suaves dedos van rozándome.  Piel de ángel,  que emerge del fondo del abismo,  piel nutrida,  que acaricia los sentidos. Como olvidar sus ojos,  si se han clavado en los míos,  sus gemidos, sus antojos, no quiero reprimirlos.  Ahora duerme,  después del pecado cometido,  con sonrisa tierna,  de ángel eternamente caído.  Siento que es un diamante y que nada tiene sentido,  cuando la veo tan dulce y la abrazo, para que no sienta frío. 

COMO NADIE.  Como nadie has sabido quererme,  encender la llama que quema en mi interior,  como nadie supiste enamorarme,  llenándome de pasión.  De versos recogidos en el aire,  del perfume de una flor,  de paisajes que no ha visto nadie,  de susurros que a mi alma despertó.  Y alcé el vuelo sin miedo a caerme,  pues me lo dijo el corazón,  y aquí estoy para que puedas verme,  entre blancos campos de algodón.  Soy la brújula que dirije el camino,  soy la bruja que a ti te hechizó y con estás cuatro letras sonoras,  hoy te escribo esta canción.  Cómo nadie entraste en mi vida,  llenándola de ilusión,  con tus besos y caricias,  usando tu mejor versión. 

MALDITO DESEO.  Maldito deseo, que apura hasta el último aliento,  mis ganas de ti.  Soplo de brisa fresca,  de una mañana,  frente al jardín.  Manos cálidas, suaves caricias, que me hacen sentir. La locura,  de una piel madura que no tiene fin. Besos robados, lugares ocultos, de una vida feliz. Apartada de lo mundano, caminando de tu mano, para poder vivir. Imágenes frente al espejo, sonidos a lo lejos, que no quiero oír. Maldito deseo, que me arrastra en sueños, para ofrecerme a ti. Maldito deseo,  quemándome la piel,  solo para estar junto a ti.

QUERÍA DECIRTE QUE...  Quería decirte que... no sé como ocurrió, las luces entre la niebla, cubrían el espacio inferior. La lejanía del horizonte, que separaba este amor, bañado por el templado fuego, que ardía en mi interior. Las letras clavadas en el arte,  brotaban como pétalos en flor y con ellas quería explicarte,  como es de grande este amor.  Quería decirte que... no sé si fue esa canción, la que escuché entre tus brazos, haciendome perder el control. Melodia de seducción,  que me arrastraba por el camino,  que conducía,  hasta tu corazón. 

LA LUNA DE NÁCAR.  La luna de nácar acompaña, a la sombra de tu cuerpo, que dormido sobre tu barca, oscila con gracioso movimiento. Son tus manos remos melodiosos, que conducen entre el viento, sopla niebla mortecina, nublando los sentimientos. Y navegas surcando mis venas,  por el río rojo de mi cuerpo,  que calmado a ti te espera,  a que te pongas en movimiento.  A qué me llenes de caricias,  cubriendo de besos mi tiempo,  a que detengas tu barca sin prisa,  sobre los lomos de mi puerto.

Gracias Cristian Camilo Serna por este reconocimiento poético.